El presidente Vladímir Putin pasó años corriendo contra el reloj demográfico de Rusia, para luego ordenar una invasión de Ucrania que está condenando a la población de su país a un declive histórico. Además de miles de bajas en el campo de batalla, el alistamiento de 300.000 reservistas para unirse a la lucha —y una huida aún mayor de hombres al extranjero— está desbaratando el objetivo de Putin de comenzar a estabilizar la población este año. Las perturbaciones causadas por la guerra convergen con una crisis demográfica que tiene su origen en la década de 1990, un período de dificultades económicas tras la desintegración de la Unión Soviética que hizo que las tasas de fertilidad cayeran en picada. El demógrafo independiente Alexei Raksha lo llama “una tormenta perfecta”. Los pla...
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