El Gobierno argentino ha anunciado la despedida de 110 trabajadores del Hospital Nacional Alejandro Posadas. Esta decisión se tomó luego de auditorías internas y controles de asistencia que revelaron que estos empleados no cumplían con sus funciones o presentaban ausencias reiteradas injustificadas.
Según fuentes oficiales, la mayoría de los despedidos pertenecen a áreas administrativas como contabilidad, recursos humanos, logística, mantenimiento y portería, así como algunos auxiliares de enfermería. La justificación oficial es que estos trabajadores no estaban cumpliendo con sus tareas.
Este reordenamiento es parte de un proceso más amplio de reforma en los hospitales nacionales. El Gobierno argumenta que cada peso malgastado en quienes no trabajaban se invertirá en mejorar los insumos, el equipamiento y la atención para los pacientes. Además, se destaca que los hospitales no son refugios políticos ni oficinas de empleo, sino espacios donde se salvan vidas.
La situación en el Hospital Garrahan también ha jugado un papel significativo en esta decisión. El sindicato ATE ha sido acusado de incumplir deliberadamente con las leyes y perjudicar a los pacientes. En este contexto, el Hospital Garrahan solicitó a la Secretaría de Trabajo que levantara la Conciliación Obligatoria debido al incumplimiento del sindicato. Este movimiento ha sido visto como una medida necesaria para restaurar la disciplina y el orden en los servicios de salud.
La despedida de estos trabajadores ha generado un fuerte enfrentamiento entre los empleados y la gestión del hospital. Los médicos residentes, por ejemplo, han sumado su reclamo por mejoras salariales en una marcha frente al Congreso. La expectativa se había puesto en el nuevo titular del equipo directivo, Luis Quintas, quien había prometido una mejora en los ingresos con recursos propios.
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