Con 56 acciones propuestas por la ONU, Argentina se aparta de una iniciativa respaldada por 193 países, marcando un cambio radical en su política internacional.
El reciente anuncio del gobierno argentino de Javier Milei sobre su decisión de disociarse del “Pacto del Futuro” ha generado un amplio debate en el ámbito internacional. Este pacto, respaldado por 193 países en la Asamblea General de la ONU, propone 56 acciones destinadas a reformar las instituciones internacionales, así como un “Pacto Digital” que busca regular las redes sociales y la inteligencia artificial.
Durante la presentación de esta decisión, la canciller Diana Mondino enfatizó que Argentina se posicionará como un “Faro de Libertad”. Este lema refleja el deseo del gobierno de perseguir un desarrollo autónomo, libre de imposiciones externas. La ministra argumentó que el país debería ser capaz de determinar sus propias prioridades y estrategias sin verse condicionado por agendas internacionales. Agrega que, según ella, estas pueden resultar en un lastre para el crecimiento.

En su discurso ante la ONU, Mondino expresó que Argentina busca un entorno de libertad que permita a los ciudadanos tomar decisiones responsables. Resaltó que la clave para erradicar el hambre y fomentar el desarrollo radica en la libertad económica y en el respeto a la propiedad privada. Sin embargo, su posición contrasta claramente con la de administraciones anteriores, que abrazaron una visión más progresista y multilateral.
El Pacto del Futuro abarca una serie de compromisos orientados a promover la igualdad y garantizar derechos sociales, económicos y políticos. Según Mondino, muchos de estos aspectos fueron concebidos bajo el mandato de un gobierno previo y no reflejan las prioridades actuales del país. Este enfoque ha abierto un abismo entre la nueva gestión y las prácticas diplomáticas anteriores.
