El Banco Central de la República Argentina (BCRA) sorprendió esta semana al endurecer los controles cambiarios sobre directivos, accionistas y gerentes de bancos y entidades financieras. La medida, que llega en un momento de marcada volatilidad cambiaria y con la cotización del dólar al límite superior de la nueva banda establecida por el propio BCRA, busca restringir de manera preventiva eventuales maniobras especulativas en un sector clave para la estabilidad financiera del país.
La disposición establece una “restricción cruzada”, según la cual quienes ocupan cargos directivos, accionistas o posiciones de gerencia en bancos y entidades financieras no podrán operar con dólares financieros —como el contado con liquidación o el MEP— durante los 90 días posteriores a haber realizado compras de divisas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). La restricción se inscribe en el contexto del régimen de bandas cambiarias móviles, que limita la flotación del dólar entre $1.000 y $1.400, con ajustes mensuales previstos por el programa económico oficial.
Desde el BCRA señalan que el objetivo central de estas medidas es reforzar la transparencia y la equidad en el acceso al mercado de cambios, evitando que los principales responsables de bancos y financieras aprovechen información sensible o su posición para realizar arbitrajes que puedan impactar negativamente en la estabilidad del sistema. La entidad monetaria sostiene que un control más estricto sobre estos actores ayuda a consolidar la reciente apertura del mercado cambiario y acompaña la meta de reducir la inflación en el marco de la Fase 3 del programa económico, que incluye nuevas reglas de política monetaria y compromisos fiscales más severos.

Estas nuevas restricciones se dan en un momento en que el gobierno intenta mostrar señales de previsibilidad monetaria, tras meses de incertidumbre y presión sobre el dólar. Los avances en la liberación de los controles para personas físicas y la posibilidad de distribuir utilidades al exterior a partir de 2025 han sido leídos de manera positiva por los mercados, pero el BCRA remarca que la liberalización debe ir acompañada de estrictos controles para evitar conductas oportunistas, especialmente en sectores con alto poder de decisión sobre los flujos de divisas del sistema.
Al interior del sistema financiero, la medida ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos bancos ven positiva la intención de asegurar transparencia, otros advierten sobre una posible sobrerregulación que podría limitar la liquidez y la operatoria cotidiana en momentos delicados del ciclo económico. Por lo pronto, el BCRA insiste en la necesidad de un “ancla nominal” fuerte basada en el control de agregados monetarios y de la cadena de toma de decisiones de quienes más pueden influir sobre las expectativas del mercado cambiario.
En definitiva, el endurecimiento para directivos bancarios se suma a una batería de herramientas que buscan moderar la volatilidad y evitar crisis de confianza en la previa del último tramo del año, siempre bajo la mirada atenta tanto de los organismos internacionales como del propio sistema financiero local, que reclama reglas claras pero también suficiencia de controles en una Argentina que tiene en el frente cambiario uno de sus principales tradiciones de inestabilidad económica.
