La lluvia negra, un fenómeno generado por la contaminación de incendios en América del Sur, amenaza con afectar la calidad del aire y la salud en varias provincias argentinas. Descubri cómo prevenir sus efectos.
En las últimas semanas, Argentina ha comenzado a enfrentar un fenómeno conocido como “lluvia negra”, que se origina de la contaminación provocada por incendios forestales en Bolivia, Brasil y Paraguay. La calidad del aire en varias regiones del país se ve gravemente afectada por esta cortina de humo, la cual ha generado alertas sobre los riesgos para la salud.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha emitido advertencias para más de diez provincias argentinas, incluyendo el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La combinación de humo con frentes fríos puede provocar la lluvia negra, un fenómeno en el que las precipitaciones arrastran partículas contaminantes, dando lugar a agua de lluvia turbia y potencialmente perjudicial. Este fenómeno no solo afecta la visibilidad, sino que también tiene implicaciones para la salud de la población, especialmente para aquellos con afecciones respiratorias preexistentes.
Las gotas de lluvia pueden llegar a la superficie contaminadas al pasar a través de partículas, lo que impacta negativamente en el medio ambiente y en las infraestructuras urbanas.
La formación de la lluvia negra está relacionada directamente con los incendios forestales en Bolivia y Paraguay, que están devastando grandes áreas. El humo de los incendios se desplaza hacia Argentina con los vientos, se combina con la humedad y los frentes fríos, lo que origina lluvias contaminadas. Este fenómeno no solo contamina el agua de lluvia, sino que también empeora la contaminación del aire, lo que puede causar efectos dañinos para la salud, como problemas respiratorios, irritación ocular y, en casos graves, problemas cardiovasculares.
