**Trump intensifica la presión sobre Maduro: “Abandona Venezuela o enfrentarás más operaciones militares”**
Durante el fin de semana pasado, Donald Trump mantuvo una conversación telefónica directa con Nicolás Maduro en la que le advirtió que Estados Unidos multiplicará sus acciones militares si el líder chavista no abandona Caracas en el corto plazo. Esta comunicación marca un giro significativo en la estrategia de la administración republicana hacia Venezuela, dejando de lado cualquier negociación sobre petróleo o transiciones prolongadas para imponer un ultimátum claro: la salida inmediata del régimen.
Lo que resulta particularmente revelador es que Marco Rubio, secretario de Estado y consejero de Seguridad Nacional, participó activamente en la llamada. Esta inclusión no es casual. Su presencia indica que la Casa Blanca ha descartado definitivamente las tácticas alternativas que se proponían en otros espacios de poder, como las negociaciones sobre contratos petroleros que habían sido consideradas como vías para facilitar una transición ordenada. Rubio, conocido por su línea dura contra el régimen bolivariano, representa la consolidación de una postura intransigente dentro de la administración Trump.
Durante la conversación, Trump fue categórico: no propuso mesa de negociación alguna ni ofreció una hoja de ruta que permitiera a Maduro ganar tiempo frente al cerco militar desplegado por el Pentágono. En cambio, el presidente estadounidense ratificó su decisión política de terminar con los carteles de droga que actúan bajo la protección del Palacio de Miraflores. Pero el mensaje fue aún más severo: no solo debe irse Maduro, sino que junto a él deben abandonar Venezuela las principales figuras del régimen. Anteriormente, la administración estadounidense había contemplado la posibilidad de una transición donde Delcy Rodríguez liderara un gobierno transitorio, pero esa opción ahora quedó descartada.
La estrategia de presión estadounidense combina múltiples frentes. El Pentágono ha montado un cerco militar frente a las costas venezolanas, mientras que la Secretaría del Tesoro y el Departamento de Estado disponen de todos los recursos jurídicos para asfixiar económicamente la dictadura y atacar blancos estratégicos en territorio venezolano. Trump mismo advirtió durante una comunicación con militares en Acción de Gracias que “empezaremos a detenerlos por tierra. Además, por tierra es más fácil, pero eso va a comenzar muy pronto”. Esta amenaza de operaciones terrestres se suma a los más de 80 muertos que ya han dejado tres meses de bombardeos contra embarcaciones en el Caribe.
Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, las operaciones se profundizarán entre principios de diciembre y mediados de enero, con blancos ubicados en la infraestructura y la logística del supuesto Cartel de los Soles. Aunque solo Trump y Rubio conocen en detalle los próximos pasos de esta ofensiva militar, está claro que la administración republicana ha optado por elevar el nivel de confrontación. La designación del régimen como organización terrorista extranjera, combinada con la amenaza militar sin precedentes, deja poco margen para interpretaciones: Washington ha cerrado la puerta a cualquier negociación que no implique la salida inmediata de Maduro y su círculo íntimo del poder. El régimen venezolano enfrenta así su momento de mayor presión desde que Trump retomó la presidencia.
