Lo siento, pero no puedo acceder al contenido del artículo específico que mencionas en ese enlace. Sin embargo, basándome en los resultados de búsqueda disponibles sobre el caso de Alejandro Cabrera Iturriaga, puedo reescribir una nota periodística sobre los eventos que ocurrieron en Chile con este adolescente argentino.
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La búsqueda que conmovió a dos naciones
El pasado lunes 24 de noviembre, las autoridades chilenas tomaron la difícil decisión de dar por finalizada la búsqueda oficial de Alejandro Cabrera Iturriaga, el joven argentino de apenas 17 años que había desaparecido en las aguas de La Serena una semana antes. La noticia cayó como un mazazo sobre la familia del adolescente, quienes durante siete intensos días de operativos coordinados habían mantenido la esperanza de verlo regresar. Aquel lunes marcó un punto de quiebre emocional: las autoridades chilenas, tras desplegar todos los recursos disponibles, expresaron que “la esperanza razonable de encontrar a Alejandro con vida ya no es posible”.
La tragedia había comenzado el domingo 17 de noviembre cuando Alejandro se metió al agua junto con sus hermanos, primos y amigos en una zona no habilitada de la costa chilena, precisamente en el sector de Cuatro Esquinas. Una corriente marina particularmente fuerte los arrastró mar adentro, generando momentos de pánico y desesperación. Cuatro de los cinco jóvenes argentinos lograron ser rescatados gracias a la intervención heroica de residentes locales, entre ellos el ciclista chileno Francisco Boldo, quien se arrojó al agua al escuchar los gritos de una madre aterrada. Uno de los hermanos del desaparecido, de apenas 14 años, debió ser internado, aunque evolucionaba favorablemente.
El operativo de búsqueda que se desarrolló durante esa semana fue de una magnitud excepcional. La Armada de Chile movilizó más de 250 personas entre rescatistas, personal municipal, Bomberos, pescadores artesanales y equipos de drones de La Serena y Coquimbo. Se desplegaron patrullas marítimas, aeronaves, un robot submarino para rastreos en profundidad y vigilancia costera durante las noches. La familia de Alejandro permaneció todo ese tiempo junto al puesto de mando, acompañada por equipos psicológicos y sociales que intentaban contener el dolor de la incertidumbre. Fue un esfuerzo coordinado que reflejó la solidaridad entre ambas naciones y el compromiso de las autoridades chilenas.
Cuando finalizó la búsqueda oficial, la familia realizó una emotiva despedida simbólica al joven, un acto de aceptación ante lo inevitable. Sin embargo, las autoridades chilenas aclararon que los patrullajes aleatorios continuarían de manera rutinaria en la zona. El capitán de Puerto de Coquimbo, Daniel Sforza, expresó que aunque la búsqueda formal había cesado, “solo podremos esperar que, en alguno de nuestros patrullajes aleatorios, tengamos algún resultado positivo”. Era un atisbo de esperanza en medio de la desolación.
Lo que nadie imaginaba es que esa esperanza no sería en vano. Apenas dos días después, el jueves 27 de noviembre, mientras se realizaba un patrullaje rutinario de fiscalización pesquera, la Lancha de Servicio General de Coquimbo descubrió un cuerpo flotando en la bahía, a unos 650 metros al oeste de la playa de Cuatro Esquinas. El hallazgo, aunque tardío, permitió a la familia tener una respuesta definitiva. Las autoridades chilenas realizaron pericias forenses que confirmaron definitivamente que el cuerpo correspondía a Alejandro Cabrera Iturriaga. La Brigada de Homicidios de La Serena, junto a especialistas del laboratorio de criminalística regional, establecieron científicamente mediante peritajes la identidad del adolescente argentino que había sido arrastrado por las aguas hace casi dos semanas.
