Los controladores aéreos nucleados en la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) decidieron suspender el paro salarial que estaba programado para el jueves 28 de agosto, tras ser convocados a una audiencia de conciliación por la Secretaría de Trabajo. La decisión se produce en medio de un fuerte conflicto gremial que mantiene en vilo la operación de los vuelos comerciales en el país, con miles de pasajeros que han visto alterados sus itinerarios en las últimas jornadas.
La convocatoria oficial fue de carácter urgente y reunió a los representantes del sindicato y de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) este miércoles. La intención es llegar a un acercamiento entre ambas partes en un marco de paz social, a fin de destrabar una negociación salarial que lleva más de un año de estancamiento. En ese contexto, los delegados gremiales decidieron postergar las medidas de fuerza previstas para el jueves, pero advirtieron que continúan en pie los paros para el sábado 30 de agosto. Además, no descartan extender el plan de lucha durante septiembre si no hay avances concretos en la negociación.

El conflicto sindical surgió luego de reiterados reclamos por recomposición salarial y tras el fracaso de 17 audiencias previas entre el gremio y la empresa estatal EANA. Los trabajadores denuncian la falta de una propuesta sin condicionamientos y rechazan los ofrecimientos del Gobierno, incluido un aumento del 15% que, según fuentes gremiales, fue considerado insuficiente. Desde la empresa y el Ministerio de Transporte sostienen que las acciones del gremio afectan un servicio esencial y comprometen la operación segura del sistema aeronáutico nacional.
Las consecuencias del reclamo no tardaron en hacerse sentir en los aeropuertos del país. En los últimos días, distintas medidas de fuerza llevaron a la cancelación y reprogramación de decenas de vuelos, tanto de cabotaje como internacionales. Solo en la jornada del martes, Aerolíneas Argentinas debió modificar 178 vuelos de una operación prevista de 295, afectando a más de 15.000 pasajeros. El efecto arrastre de la protesta ya impactó a 44.000 viajeros desde el inicio del cronograma el pasado viernes, y se estima que el costo económico para la línea de bandera superó los dos millones de dólares.
Según el último balance sectorial, la puntualidad general de vuelos en agosto era del 79,85% y las cancelaciones alcanzaban apenas el 1,25%. Sin embargo, desde el inicio de las medidas, esos índices cayeron: la puntualidad descendió al 62,36% y las cancelaciones treparon al 11,07%. El próximo capítulo de este conflicto tendrá lugar el sábado, cuando se concrete el cese de actividades entre las 13 y las 16 y nuevamente entre las 19 y las 22 horas, mientras el sector aguarda una resolución que permita restablecer la normalidad en los cielos argentinos.
