El 21 de abril de 2025, el mundo se vio conmocionado por la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, quien dejó una huella indeleble en la Iglesia y en la historia. A medida que se activa el protocolo de “Sede Vacante”, el Vaticano entra en un período de transición que incluye rituales funerarios y la elección de un nuevo Pontífice. En este artículo, exploraremos cómo se desarrolla este protocolo y los cambios significativos que ha introducido el propio Papa Francisco.
La muerte del Papa Francisco fue anunciada oficialmente a las 7:47 GMT por el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell. Este anuncio marcó el comienzo de un proceso que involucra a los médicos del Vaticano, quienes examinan al pontífice y certifican su fallecimiento basándose en criterios clínicos estándar, como la ausencia de signos vitales y la confirmación de la muerte por parte de un equipo médico especializado.
Con el fallecimiento del Papa Francisco, el Vaticano activó automáticamente el protocolo de “Sede Vacante”, un proceso que ha sido utilizado en varias ocasiones a lo largo de la historia de la Iglesia. Este protocolo define los pasos a seguir desde el anuncio de la muerte del pontífice hasta la elección de su sucesor. Es un proceso estricto y bien establecido, que incluye la colocación del cuerpo del Papa en un féretro en la capilla de su residencia de Santa Marta a las 8:00 de la noche (hora local).

En un giro significativo, el protocolo de “Sede Vacante” ha sido simplificado y reformado por el propio Papa Francisco durante su pontificado. Este líder eclesiástico siempre buscó acercar la Iglesia a los fieles y simplificar los rituales, y ahora su legado se refleja en este proceso. Los rituales funerarios, por ejemplo, han sido revisados para ser más accesibles y menos formalistas, reflejando la esencia de la fe católica como una comunidad unida.
Una de las etapas más cruciales del protocolo de “Sede Vacante” es la elección del nuevo Papa. Este proceso es llevado a cabo por los cardenales del Colegio Cardenalicio, quienes se reúnen en el Conclave para votar en secreto hasta que se alcance la mayoría necesaria para elegir al nuevo Sumo Pontífice. Este proceso, aunque tradicional, ha sido influenciado por las reformas introducidas por el Papa Francisco, que buscó hacerlo más transparente y participativo.
El fallecimiento del Papa Francisco no solo marca el fin de un período en la historia de la Iglesia, sino también el comienzo de un nuevo capítulo. Su legado, marcado por la sencillez y la cercanía con los fieles, continúa a través de las reformas que ha introducido en el protocolo de “Sede Vacante”. La Iglesia católica, en este momento de transición, se encuentra en una posición única para seguir adelante con la misión de servir a Dios y a la humanidad, tal como lo hizo el Papa Francisco durante sus 12 años al frente de la Iglesia.
