En medio de una jornada de intenso calor, con temperaturas que superaron los 40 grados en algunas zonas de la Ciudad y el conurbano bonaerense, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) enfrentó un segundo apagón energético en menos de 24 horas. Este incidente, que afectó a más de 500.000 usuarios y más de 1,5 millones de personas, en un claro indicio de la fragilidad del sistema eléctrico en Argentina.
El primer apagón ocurrió este miércoles por la mañana, afectando a decenas de miles de usuarios. La causa principal fue una falla en dos líneas de alta tensión que transportaban 500 MW, lo que provocó una pérdida de demanda en el Gran Buenos Aires equivalente a más del 12% de la demanda total. Este corte de energía también afectó el servicio del subte porteño, dejando interrumpidas varias líneas, incluyendo las H, E, A, C y D, mientras que el resto continuó sin servicio.
El segundo apagón, que ocurrió a las 12:40, fue aún más devastador. Una de las líneas que se desenganchó del sistema conectaba la subestación Bosques y la estación Hudson, lo que generó una nueva pérdida de demanda de 830 MW, equivalente a más del 12% de la demanda del Gran Buenos Aires. Este incidente afectó nuevamente a decenas de miles de usuarios y llegó incluso a provocar un breve apagón en Casa Rosada. Además, varias líneas del subte porteño vieron afectado su servicio debido a este incidente.

La situación en el sector energético es crítica. Los expertos advierten que la persistencia de temperaturas extremas en el AMBA, que consume cerca del 40% de la energía del país, está poniendo una presión extrema sobre el sistema eléctrico. El uso intensivo de aires acondicionados en las horas de mayor calor provoca interrupciones en distintos barrios, lo que aumenta el riesgo de más fallas. En este contexto, la posibilidad de un récord de demanda en los próximos días es una preocupación real, ya que no se están construyendo nuevos megavatios ni líneas de transmisión, y cualquier solución tardará al menos dos años en implementarse.
La falta de mantenimiento y la incapacidad del sistema eléctrico para soportar la alta demanda son hipótesis que se están investigando como causas de estos apagones. Además, la posibilidad de sabotaje no se descarta, lo que agrega una capa de incertidumbre a la situación. La crisis en el sector energético se atribuye a la fragilidad del sistema eléctrico, resultado de años de desinversión y tarifas retrasadas. En este escenario, la situación es una “alerta roja” debido a la persistencia de temperaturas extremas y la alta demanda de energía.
